Por GES News Agency
El expresidente Donald Trump ha reinstaurado y ampliado su política de restricciones migratorias, prohibiendo el ingreso a Estados Unidos a ciudadanos de 12 países, en su mayoría africanos y de Oriente Medio, bajo el argumento de proteger la seguridad nacional. Además, impuso restricciones adicionales a siete naciones más, reviviendo el fantasma de la polémica “prohibición musulmana” de su primer mandato. La nueva política entrará en vigor el 9 de junio, sin una fecha de término establecida.
La orden ejecutiva contempla diversas excepciones: residentes legales, atletas de alto rendimiento, refugiados reconocidos, funcionarios internacionales, niños adoptados por ciudadanos estadounidenses y personas con vínculos familiares directos en el país. Sin embargo, críticos señalan que esta política no responde a amenazas reales, sino a prejuicios ideológicos, dado que incluso el ejemplo del reciente atentado en Colorado fue vinculado a Egipto, un país no incluido en la lista.
Organizaciones humanitarias y gobiernos internacionales han condenado la medida, argumentando que debilita los lazos diplomáticos, entorpece el intercambio académico y atenta contra derechos humanos. Para muchos, esta política no se basa en seguridad nacional sino en discursos de miedo que criminalizan a comunidades enteras. La administración, no obstante, ha dejado abierta la posibilidad de modificar la lista según la cooperación de los países afectados, lo cual deja ver que se trata más de presión política que de prevención concreta.